Del espacio pictórico al espacio movimiento y fragmentado a partir de Elsa Morales

por Lucía Lamanna
El hecho de dirigir un relato en  la disciplina fílmica
o audiovisual  nos confronta
con la esencia del ver y del mover.


Si investigamos  la raíz griega, descubrimos que  Cinematografía es Dibujar o Escribir con el Movimiento y  que Video, en su raíz latina, significa Veo.

Podría pensarse  que nuestro accionar frente a lo visual es ver lo visible en la imagen, y que ésta es total. Pero no es así como hoy día la vivimos; la  imagen en su concepto más amplio  y laxo, se extiende a las imágenes sonoras y a las imágenes sinestésicas.


Cuando observamos meticulosamente un espacio pictórico a través de la audiovisualización exploramos en su ser,  buscamos darle una orientación y esculpirle cuerpo, nos retroalimentamos a través de varios estímulos, los más inmediatos: las miradas y movimientos que la pieza nos re-envía, el artista en sí mismo, las informaciones y expresiones que otro ser humano tiene de esa pieza y del  artista; y de este modo logramos, en parte,  percibir una armonía videosonora en correspondencia con nuestro entendimiento.


El movimiento es  herramienta, es lienzo y dinámica que permite fragmentar el espacio en diversos ángulos y expone una totalidad de componentes como conjunto que no sólo impresiona a la retina del ojo o al tímpano del oído sino que se deja sentir en la atmósfera de lo invisible.
Sentimos en piel una moción, una emoción, una re-moción, que se hace “percibible” y entendible en una atmósfera que, invisible,  recorre nuestro cuerpo.



He aquí la correspondencia entre el espacio pictórico y el espacio dinámico audiovisualizado: el carácter de invisibilidad. Toda pieza pictórica incluye el movimiento dentro de sus componentes, un movimiento no percibido en el tiempo físico sino en las tensiones dinámicas que se generan entre la interacción de  sus componentes, por ejemplo: formas con respecto al borde del lienzo, o colores con respecto a sí mismos, o con respecto  a la ubicación de otros componentes como la luz,  la línea.


Con las  piezas videosonorizadas o fílmicas podemos acceder en la interioridad de los espacios, atmósferas, movimientos que viniendo desde una dimensión de punto y línea sobre el plano son redimensionadas y poetizadas en el volumen cinemático.